El moribundo arte de enseñar al novato

Posted on Thu 10 July 2025 in Blog

Los libros y la carrera

Uno de los recuerdos que con más cariño atesoro de mis tiempos como estudiante de física tiene que ver con libros. Aquellos maravillosos días en los que mi principal responsabilidad consistía en encerrarme en la biblioteca y digerir un par de capítulos del Classical Electrodynamics de Jackson, del Calculus and Analytic Geometry de Simmons1, del Modern Quantum Mechanics de Sakurai o del Basic Complex Analysis de Marsden.

Las casi dos horas de transporte público que separaban Guadalajara, dónde vivía y trabajaba, de mi facultad en Madrid, hacían que un buen libro fuese un muy bienvenido sustituto de la asistencia a clase.

Me atrevo a decir que me volví adicto a esa sensación de estudio pausado e intenso. Tanto que inicié mi doctorado con el propósito de perseguirla.

Para mi sorpresa, cuánto más avancé en el mundo investigador, menos peso parecían tener los libros.

Los libros y la investigación

Mi doctorado lo empecé en un tema significativamente alejado de la física (matemáticas aplicadas a la biología), en un país extranjero y, para rematar, tras una pausa de tres años que dediqué a trabajar en la industria óptica.

En resumen, tenía que ponerme al día. Y rápido.

En lo referente al tema de mi doctorado, pregunté, naturalmente, a compañeros y supervisores. Y aquí empezó lo raro: si pides materiales básicos a cualquier investigador, es muy, pero que muy probable que te recomienden leer un artículo científico reciente. Si tienes mucha suerte, ese artículo será un review. Es rarísimo que te recomienden un libro2.

Recomendar un artículo reciente a un novato es una pésima idea. Como regla general, un artículo de investigación nunca, jamás, es una buena introducción. Por definición, son contribuciones en el límite del conocimiento, es decir, lo opuesto a básico3.

La recomendación más desconcertante que jamás he recibido fue la siguiente: tras pedir a un amigo, experto en machine learning (un campo particularmente saturado de materiales malísimos) que me recomendase un buen libro introductorio para alguien a quien lo le asustan las matemáticas... recibí un link a un artículo de un blog titulado algo así como "Afinado de GPUs (parte 2)".

Soy incapaz de intuir siquiera qué lleva a alguien a asumir que la segunda parte de algo puede ser una buena introducción a... cualquier cosa. Pero es que además el afinado de GPUs es un conjunto de técnicas para hacer tus cálculos más rápidos, vaya, la guinda del pastel, el último asunto del que deberías preocuparte4.

¿Empatía o memoria?

Estoy seguro de que mi amigo me recomendó esa segunda parte sobre GPUs con la mejor intención. Probablemente porque había disfrutado leyéndola, y extrapoló que a mí me sucedería lo mismo; pero, detalle importante, olvidando que yo carezco de las bases para entenderlo.

Lo curioso es que no hace falta un ejercicio de empatía para evitar este tipo de malentendidos. Basta con tener memoria. Me explico: incluso mi amigo careció de dichas bases en algún momento. Hubiese bastado con que conservase un recuerdo fresco de sí mismo en sus tiempos de estudiante para darme una respuesta más satisfactoria5.

Sospecho que la cultura de hiperespecialización y publish or perish tiene algo que ver con todo esto, pero ya hablaremos de ello en otra ocasión.


  1. Este libro me convirtió en el matemático que soy hoy. Lo conté aquí 

  2. Hace falta algo menos de suerte para que te recomienden un vídeo de Youtube. Y ojo, no caigamos en prejuicios generacionales: en Youtube hay algunos materiales de una calidad extraordinaria. Y muchos de ellos además en un formato, literalmente, milenario: el de clase magistral. 

  3. Al final logré encontrar los ladrillos fundamentales de mi tesis. Fueron el enciclopédico Mathematical Biology, de Murray, el Nonlinear Dynamics and Chaos, de Strogatz, y curiosamente un libro de divulgación, Sync, también de Strogatz. 

  4. Al final encontré lo que buscaba: Pattern Recognition and Machine Learning, de Bishop. Por si alguien siente curiosidad. 

  5. En lo que a mí respecta, tengo la suerte, por lo visto inusual, de conservar un intenso recuerdo de mi propia ignorancia. De las frustraciones y, sobretodo, de los "momentos Eureka". Hasta el punto de que recuerdo perfectamente en qué libro, y a veces incluso en qué capítulo, aprendí e interioricé tal o cuál concepto.