Correr

He empezado a correr.

Sé lo que estás pensando. No, no me estoy divorciando. No, tampoco me estoy quedando calvo. Ni siquiera estoy pasando por un mal momento. ¿Que si acabo de pasar de los 40?, mira, con esa sí has acertado.

Para mi sorpresa, estoy corriendo tres veces por semana. Sin perdonar una sola, llueva o nieve¹, desde hace ya seis. Y para mayor sorpresa aún: por primera vez en mi vida lo estoy disfrutando. ¿La razón?, que estoy siguiendo un método; un entrenamiento por intervalos que se puede seguir en forma de podcast. Es de una sencillez que me da vergüenza no haberlo descubierto antes, y el progreso es sorprendentemente rápido.

Lo que me tiene cabreado y fascinado a partes iguales es que he pasado horas y horas corriendo, bajo la "supervisión" de profesores de educación física, cuya única directriz era "corre". Uno de ellos, el que sufrí más tiempo, nos ponía o bien a correr o bien a jugar al fútbol toda la hora. Todo ello mientras fumaba en cadena, encendiéndose un pitillo con la colilla del anterior, e incluso yéndose a tomar un café en alguna ocasión.

La madre que lo parió.