La caja de tesis

Posted on Mon 13 October 2025 in Blog

Hace poco tuve un flashback. Me vino a la mente el pasillo del departamento en el que me doctoré. Más concretamente, me asaltó la imagen de la caja de cartón con la que mantenían abierta una puerta para que circulara el aire.

Lo interesante es que la caja estaba llena de tesis de años anteriores. No habría menos de cincuenta, y casi ninguna repetida. Unos doscientos años-persona de trabajo intenso, usados para calzar una puerta.

Ignoro de quién fue la idea de poner semejante monumento a la desmotivación en un lugar de paso diario de decenas de doctorandos. Eso sí, me inclino a pensar que quienquiera que fuese lo hizo sin maldad. Tras todos estos años me ha quedado claro que la torpeza en lo social y la ceguera emocional campan a sus anchas por la academia. Causando estragos, sí, pero (casi) siempre sin maldad.

¿Y a quién quiero engañar?, tampoco es que yo le diese a aquellas tesis un uso más honorable. Para entonces ya había aceptado la desconcertante realidad de que la mayoría de tesis no invitan precisamente a ser leídas.

Y es que ya empezamos mal con la costumbre de convertirlas en un conjunto de papers encuadernados juntos. Así es muy difícil crear una historia coherente. Del horrible estilo literario del paper promedio ya hablaremos en otra ocasión, porque lo realmente raro es todo lo demás: la introducción, conclusiones, agradecimientos, ... en fin, todo lo que sí puede uno escribir como le apetezca. Ahí es dónde se manifiesta el tedio de un modo más gratuito e inexplicable:

Introducciones que empiezan por el final, emplazan al lector a publicaciones de hace dos semanas, y, en fin, no introducen un carajo. Peña tardando meses (¡meses!) en escribir las conclusiones de su propio trabajo (y pasándolo fatal en el proceso). Agradecimientos desganaos, a menudo meras listas de nombres (con la garantía de que se te va a olvidar alguno y vas a quedar como el culo).

En fin, que se nota, sobretodo, tedio y dolor en el proceso.

Por mi parte, tengo la rara suerte de que me cuesta más trabajo escribir mal que hacerlo (más o menos) bien. Esto me costó alguna que otra discusión con mis directores, que consideraban que mi estilo "excesivamente claro" (sic) podría no agradar a algún revisor o a mi comité de tesis. Lo cierto es que sucedió todo lo contrario: los lectores aprecian una prosa legible1. No se podía saber.

Supongo que mi tesis estará en la caja, contribuyendo a con sus ~100g a la estabilidad de la puerta.


Pensaba acabar el artículo aquí, pero he reparado en que me estoy pasando de pesimista. De hecho, algunas de las partes bonitas de mi tesis2 tomaron vuelo propio y fueron traducidas y adaptadas en otros sitios, por ejemplo:

Y también algunas historias directamente inspiradas en la tesis, si bien no al pie de la letra:


  1. Si bien es cierto que podríamos haber topado con algún revisor avinagrado. 

  2. Bonitas para una tesis, tampoco nos flipemos.